Y empezó a llover.
Viendo como las gotas me empapaban sin saber que hacer.
Sucumbí a su alegre jolgorio, escuchando como caían.
Y siguió lloviendo.
Tiritando sonreía al lago ,al mismo, que me miraba sin alegría.
Alrededor sentí la mirada del bosque callada y solemne.
Y la tormenta no cesa.
Levantándome busco respuestas sin respuesta
Avanzando que el camino sigue...
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