Me siento a observar en el mismo rincón de siempre, la misma posición y el mismo cielo.La Luna hace gala de todo su esplendor iluminando la noche con su rayos de platino, mientras tanto sus eternas compañeras hacen guardia alrededor.Durante horas la observo sin embargo no me siento como siempre.Cuando este pensamiento se hace hueco entre los demás , me doy cuenta de que he cambiado , no en mi fuero interno, pero si en el modo que tengo de ver las cosas. Meses atrás estaría rendido a su dulce brillo y su lento transcurrir pero ahora lo siento difuminado, difuso... . Después de esta pequeña revelación , me abstraigo en mis pensamientos y la luna se acerca al final de su camino...
Entonces la miro fijamente y unas palabras se forman sin quererlo.
-Prometo no rendirme, pero ven a mí y haz me sentir como la primera vez.
Momentos después la luna se pierde en el horizonte y yo espero que escuchase mi promesa.