jueves, 9 de febrero de 2012

Capa y Espada


La sala estaba preparada, la mesa en su sitio con las tres sillas equidistantes y la chimenea encendida, cosa que se agradecía dado que ese día el frío era especialmente intenso. Me acerque, prácticamente en silencio, y de manera sosegada tomé asiento; me puse de la manera mas plácida que pude, aún así no logré tranquilizarme y cierta incomodidad se fue apoderando de mí mientras pasaba el tiempo.

Después de esperar durante unos minutos me levanté y me puse a dar vueltas por la sala, esperando a que ellos llegaran. Poco tiempo después dos figuras se empezaron a vislumbrar al fondo, una con pesados pasos, seguros y firmes. Por otro lado su acompañante parecía ligero y daba unos pasos medidos y calculados. En ese momento me acerqué a la silla y apoyé las manos en ella sin sentarme.

Cuando la luz los cubrió se pudo distinguir, primero, y dada su altura era normal que la vista se fuera hacia él, un hombre con una armadura completa y un espadón enfundado en la espalda. Llevaba el casco en la mano, lo que dejaba ver una cara curtida. Estaba tapizada por varias cicatrices visibles. Su pelo negro, según se observaba, estaba descuidado y largo, le llegaba hasta la hombrera de su armadura. Lo que más me llamaba la atención eran sus ojos, fijados en mí y sin muestra de temor.

A su lado una figura con armadura de cuero bien cuidada y profusamente adornada. Una capa azul oscuro que no debía de tener mas de un par de usos le cubría la espalda. Su pelo corto estaba meticulosamente recortado y su mirada iba de un lado a otro, curioseando.
Capa y espada eran sus nombres, les había hecho llamar por un asunto que se me antojaba difícil. Si no llega a ser necesario , no los hubiera llamado.


-Ya era hora, os estaba esperando. -Mientras me calmaba visiblemente.

-Hola, mi señor. Vinimos en cuanto recibimos la invitación. -Realizando Capa una pomposa reverencia.

-Rápido, tengo cosas que hacer. - Y Espada tomó asiento, haciendo crujir la silla bajo su peso.
-Quiero saber qué pensáis sobre el tema que nos reúne hoy aquí. -Dije sin andarme por las ramas.
-¡Ya!, o lo decides ya o iré yo mismo. - Sentenció Espada.
-Calma, calma. Hacer las cosas con prisa no trae beneficios. - Señaló Capa, dejando que una sonrisa se abriese paso en su rostro..
-¿Qué harías tú?. -Espada miró fijamente a Capa.
-Simple: pensaría más en ello y actuaría en consonancia. -Dijo Capa mientras se sentaba pausadamente.
-Ja ja, tú siempre lo arreglas pensando pero en medio de la acción soy yo el que toma las decisiones. -Espada apoyó su frase dando un sonoro puñetazo sobre la mesa.
-Tsk , no por ello son más acertadas que las mías. - Apuntó Capa jugueteando con un anillo.
-Silencio y al tema que nos ocupa. -Dije mirando a ambos.
-Tú sabrás, la decisión es simple: te quedas con las tierras o con el castillo. -Mirándome
-En eso daré la razón a Espada. -Dijo Capa clavando sus ojos en mí también.
-Hoy lo decidiré, ir preparándoos. Tendréis que trabajar juntos. Idos, hemos acabado -Mientras sonreía y los despedía con un gesto.
-No es que me guste trabajar con él pero, bueno, lo haré por ti. -Dijo Capa mientras se alejaba tranquilamente.
Me levante y me dirigí a la salida, ahora con las ideas un poco mas claras.

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